Herpes Zóster: una enfermedad que se puede prevenir
El Herpes Zóster, conocido popularmente como culebrilla, es una enfermedad causada por la reactivación del virus varicela-zóster, el mismo que ocasiona la varicela. Una vez que la persona ha tenido varicela, el virus permanece inactivo en el sistema nervioso y puede reactivarse años después, manifestándose en forma de dolor y erupciones cutáneas.
¿A quién afecta más?
Aunque cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar Herpes Zóster, el riesgo aumenta en:
Personas mayores de 50 años.
Pacientes con el sistema inmunológico debilitado.
Personas bajo estrés intenso o con enfermedades crónicas.
Principales síntomas
El Herpes Zóster suele iniciarse con dolor, ardor u hormigueo localizado en una parte del cuerpo, seguido de la aparición de una erupción con ampollas. Los síntomas más comunes incluyen:
Dolor intenso o sensación de ardor.
Erupción en un solo lado del cuerpo, generalmente en el torso o la cara.
Sensibilidad en la piel.
En algunos casos, fiebre y malestar general.
Una de las complicaciones más frecuentes es la neuralgia postherpética, un dolor crónico que puede persistir incluso después de la desaparición de la erupción.
Tratamiento
El tratamiento temprano es fundamental para reducir la duración y severidad de los síntomas. Generalmente incluye:
Antivirales
Medicamentos para el dolor
Cuidados de la piel para evitar infecciones
La importancia de la prevención
Hoy en día existe una vacuna contra el Herpes Zóster, la cual reduce de forma significativa el riesgo de desarrollar la enfermedad y sus complicaciones, especialmente en adultos mayores.